Textos
En el Crepúsculo
Erhart Schröder, 2001
“En el Crepúsculo” se llama la exposición de Alejandro López Saldaña. Alejandro es un joven de no más de 30 años. Nacido en 1971 en la Ciudad de México, él se presenta ahora en Europa, donde ha recibido una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) en la Universidad de las Artes de Berlín. Ya al estar frente a él percibimos su gran presencia. Con potencia semejante, sus imágenes irradian fuerza imaginaria, su mensaje es claro. Él es escultor, pero también pintor y grabador.
Las esculturas, que aquí no podemos ver, son geométricamente estrictas –aparentemente muy diferentes a los grabados en madera. Estas tienen títulos que parecen paradójicos, pero revelan el secreto de su efecto. “Momentos en una Ventana” se llama una pieza. Ella muestra un marco que en poca profundidad estratifica los planos donde los bordes cambian continuamente la dirección. Nosotros presenciamos visualmente el proceso del “llegar a lo abierto” en una forma estática. Esto se puede aplicar también a las imágenes de Alejandro López Saldaña: ellas son ambivalentes. Uno de sus temas es el espacio, mejor dicho, el tránsito entre “el espacio exterior e interior”.
El segundo tema es el movimiento o el desplazamiento, la penetración de espacios. En ello está presente el tempo para sentir la dinámica del progreso o el contraste con lo siguiente, un silencio contemplativo, a lo que volveremos enseguida cuando tratemos los grabados en metal. Pero primero nos encontramos con xilografías de gran formato que muestran el impacto nervioso, mediante el trazo de la herramienta de corte, en dramáticos paisajes de gran tamaño. El hombre es muy pequeño frente a la dinámica de las cosas.
Enormes torres de alta tensión en perspectiva de fuga aparecen en la profundidad del espacio. De manera monumental desarrollan una vida dinámica propia que mata todo lo que se opone todavía a la naturaleza. En “Composición en X” se superponen dos bandas trasportadoras gigantes, o son construcciones de puentes, que conducen hacia una grandiosa demolición del entendimiento. Concatenación, enlazamiento también se podría decir, pero los títulos se mantienen cautos: “Una vez que se han ido, regresan”. La aventura de la tecnología es irreversible: por todos los lugares se yerguen los postes de la violencia técnica, como si fueran colmillos de marfil de elefante, desde el suelo. ¿Esperanza o infierno, apocalipsis? Una y otra vez, un flujo de luz ilumina la totalidad desde el fondo de la imagen. ¿Amanecer u ocaso? Luz que procura un crescendo dinámico de la experiencia.
Como mirar hacia adelante, también hay la mirada hacia el pasado histórico. ¿Cómo podría ser de otra manera en un artista mexicano la búsqueda de la propia identidad? Esto no tiene que ser sólo un doloroso recordatorio del sufrimiento de ese pueblo sino una orientación hacia el futuro. Tal enfoque es mostrado en los trabajos artísticos “Signos del Entorno Tarahumara”. En este caso, la acción de búsqueda de la configuración estética va en la dirección de los signos y las huellas, y recoge símbolos de la cultura de ese tiempo con el fin de reinterpretarla. Como punto de partida sirven ornamentos, grietas en la piedra. Ellos muestran un juego social antiguo que actualmente todavía se practica. Desde la antigüedad, estos bastones señalan la salida del “Sol”. Al lado varillas rotas en la oscuridad, y con el brillo de luz de la “Luna”, entran en contacto respectivamente con las grietas de la piedra. Por último, se forman ornamentos por un círculo radial de la “Estrella de la Mañana”, que apunta hacia el futuro, en la inmensidad del espacio. Cabe destacar la dignidad majestuosa de estas tres estampas que cuentan una historia mística sin palabras. La historia se completa respectivamente con cuatro secciones que forman una cruz.
Llevar luz a la oscuridad es el motivo central que conecta temáticamente todo el trabajo. La mirada escrutadora en la estampa “Reflejo” significa representativamente este estado de alerta artístico.
Y él descubre momentos surreales en la realidad cotidiana; Cuentos fantástico-poéticos contienen los grabados en metal en pequeño formato. “Objetos que se ven entre si –Nombrar” se llama una estampa, que también dio tema y fue boceto para un mural de gran formato a color, realizado en un comedor universitario. Echemos un vistazo a las cosas: hay una silla, banco y lámpara que ahí se comunican unos con otros. Como en un escenario, iluminado por reflectores de luz brillante, los objetos proyectan largas sombras que se superponen y permanecen aislados. Ellos están iluminados o se encuentran en la sombra. Lo que nosotros vemos son relaciones dramáticas entre si. Pero su lenguaje, el sentido de ese diálogo, sólo lo podemos adivinar. Se deja la decisión al espectador de involucrarse en la escena o reflexionar sobre esto, acerca de cómo las cosas están por entrar bajo su dominio, y otra vez todos dialogan entre si.
Finalmente, también hay ilustraciones para libros en pequeño formato llenos de placer narrativo juguetón. En principio aparecen sistemas de signos abstractos. Desde luego se halla más detrás de esto. Ahí hay una tortuga y un ave de rapiña (zopilote). El ave rapta a la tortuga del agua. Pero al volar él no puede quebrarla y la deja caer desde arriba para romper su caparazón y así obtener su carne. La bruja la encuentra y quiere ponerla en el horno. Al negociar el modo de morir la bruja la arroja finalmente al mar, sin saber, que con esto ella contribuye a reestablecer el equilibrio. La tortuga nada así. Estéticamente, los símbolos componentes de los animales han expresado su propia vida, y se encajan sin fisuras uno en otro como un rompecabezas, arrojan una nueva forma, un nuevo sistema del significado.
Deseamos a esta exposición un buen eco en el público alemán y al alumno del Instituto Goethe un buen comienzo en su estudio en la Universidad de las Artes en Berlín.